Victimología forense. Perspectivas iberoamericanas conto con la colaboración de varios autores, muy comprometidas desde hace muchos años ?incluso décadas? con el justo reclamo de las víctimas, que han dedicado la más preciada ilusión de la que disponemos, que es el tiempo, no solo a estudiar largas horas en las bibliotecas universitarias especializadas en victimología, también tiempo muy personal a la atención directa a quienes padecen el quebranto de sus derechos y delitos tan horribles como la desaparición de personas, el secuestro, la trata o las agresiones sexuales, entre otras muchas. Estas personas muestran un esfuerzo profesional, académico, pero ante todo humano, para tratar de comprender problemáticas gravísimas, quizá insondables, y así proponer alternativas posibles de solución, basadas en la evidencia científica más actual, que van desde la práctica privada hasta el diseño institucional y la elaboración de políticas públicas de avanzada.
El contenido es elocuente en sí mismo, ya que se analizan tanto los aspectos históricos de la disciplina, como las prospectivas de la atención a víctimas. Destaca asimismo, la actualizada discusión sobre problemáticas muy sensibles, como es sin duda el abuso sexual en la infancia, la violencia contra la pareja o la violencia filioparental, entre varios otros temas indispensables para victimología, como el acoso, el terrorismo o los abusos sexuales en entornos religiosos.
Quienes lean esta nueva obra colectiva, dispondrán de un riguroso análisis conceptual basado en la evidencia científica más reciente y, a la vez, contarán con herramientas profesionales de aplicación práctica para quienes llevan a cabo la ardua y compleja tarea de la atención a víctimas.
Si es verdad que existe una correspondencia entre delito y sociedad, entonces también es cierto que estamos obligados a hacer lo necesario para erradicar los efectos dañinos que provienen de adversidades estructurales en nuestros países.
Digamos en este contexto nueve o diez palabras al azar: pobreza, desigualdad, violencia, sistema penitenciario, educación, salud mental, exclusión, derechos humanos. Cualquier base de datos, cualquier análisis que pudiéramos consultar para cada uno de esos conceptos, nos mostrarían que el planteamiento de Lacassagne tiene sentido.
¿Entonces? ¿Asumimos que las adversidades estructurales son inveteradas y nos conformamos con buscar maneras de sobrellevar la violencia hasta hacer que parezca cotidiana? Aquí pensamos que no, que la respuesta no puede estar en resignarnos, sino en aprestar cuanto dispongamos para cambiar cuanto antes el curso de estas circunstancias.
Cada una de las personas que integran esta obra ha sido generosa en muchos sentidos, dando su tiempo, su formación y experiencia, pero sobre todo su genuino compromiso para vivir en entornos sociales donde el respeto a la dignidad humana sea nuestro puerto cotidiano de arribo y partida; que no nos pueblen los macabros relatos de violencia en todas sus manifestaciones y que las múltiples voces de las víctimas tengan el eco que merecen, que no es otro que el del más humano y profundo respeto por el sufrimiento propio y el ajeno.
Por eso quienes lean esta obra encontrarán herramientas prácticas basadas en la evidencia y saberes bien fundamentados en el estudio de la victimología como disciplina científica, pero también hallarán que hemos tratado de cumplir con aquella otra máxima que suele recordarse de Jung: ?Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana".