¿Sabías que durante la Segunda Guerra Mundial los aliados gastaron más dinero en cigarrillos para sus tropas que en balas? ¿O que la mayoría de los soldados que participaron en una batalla no llegaron a disparar ni una vez? ¿O que, durante un combate intenso, la mitad de los soldados orinaba en sus pantalones y la cuarta parte los ensuciaba? Tal vez tampoco sepas que en la guerra participaron barcos y aviones pintados de rosa, que hubo kamikazes alemanes, que un capitán perdió su submarino por no saber utilizar el retrete? Quizá no hayas oído hablar de aquellos alemanes que no se rindieron hasta cuatro meses después de la derrota germana, o de la fuga de un prisionero alemán que se prolongaría cuarenta años. En estas páginas, de la mano de Jesús Hernández, podrás descubrir éstas y otras muchas historias insólitas que demuestran que la Segunda Guerra Mundial, a pesar de todo lo que se ha escrito ya sobre ella, sigue siendo una fuente inagotable de sorpresas.