En el transcurso de varias noches de verano, en San Petersburgo, un muchacho solitario y una joven que aguarda el regreso de su amado entablan una relación efímera; ambos personajes son los protagonistas de Las noches blancas, en que Dostoievski reflexiona sobre la fragilidad humana, el anhelo amoroso y el desengaño. La afición de un joven enviciado con apostar en la ruleta es el tema de El jugador. En medio de inclinaciones irreprimibles, una convulsa relación amorosa y su pasión por una mujer, el autor ruso plasma su propia adicción al juego al abordar asuntos como el azar, la sumisión, la degradación moral y la autodestrucción. Dostoievski, en Un ladrón honrado, relata la historia de un individuo que da protección en su casa a un vagabundo alcohólico, narración que ofrece una visión de la dimensión moral del hombre, al plantear un conflicto: el criminal que, al borde del abismo, despierta simpatía borrando la distinción entre culpa y redención.