Esta es la historia de lo que puede resistir la paciencia de la Mujer y de lo que puede lograr la tenacidad del Hombre. Si la maquinaria de la Ley fuera digna de confianza para sondear a fondo todos aquellos casos que levantaran sospechas, y para llevar a cabo las debidas investigaciones tan solo con una moderada ayuda debida al influjo lubricante del oro, los acontecimientos que vamos a narrar en estas páginas podrían haber reclamado por derecho propio la atención de los Tribunales de Justicia.