En Los demonios, Dostoievski expone el pensamiento revolucionario de la Rusia decimonónica ocupándose del nihilismo, del extremismo ideológico y de la corrupción moral de la sociedad de la época. La obra gira en torno a un grupo de conspiradores revolucionarios, quienes persiguen su utopía promoviendo disturbios, pues se representan el futuro como resultado del olvido del presente, de la propagación del miedo y de la llegada de la tiranía. Se trata de una novela política y filosófica en que prevalece el punto de vista psicológico, desde el cual el autor ruso examina en profundidad tanto la lucha del bien y el mal como los fanatismos y las ideas radicales; de ahí que anticipe el advenimiento de los totalitarismos, la manipulación de las masas y el uso del terror como instrumento político.