Los pasos dados por Andrés Manuel López Obrador en los cinco años de su gobierno apuntan a un giro tenaz y valeroso a la izquierda. El centro de la vida política ha cambiado radicalmente. La polarización de la sociedad en pobreza y riqueza, derechos políticos y ausencia de ellos, fuerza de opinión y silencio selectivo convivían a diario ha sido expuesta en toda su crudeza y es tema central de la política cotidiana. Se está produciendo una revolución cultural en donde, aunque sin haberlos vencido ni mucho menos erradicado, la corrupción, la impunidad y el dominio oligárquico, son objeto de una sanción social sin precedentes. Se han abandonado las ilusiones utópicas de que México estaba entrando al Primer Mundo y de que los tecnócratas siempre aciertan, sinónimo del mito thathcheriano "No hay Alternativa". Con acciones políticas reales y simbólicas, iniciativas legales, reformas constitucionales incisivas, medidas económicas; con las mañaneras en las que siempre se coloca sorpresivamente un paso adelante de la oposición, Andrés Manuel ha neutralizado la agenda neoliberal que daba prioridad al individualismo y la libertad fundada en el mercado. Ahora la Cuarta Transformación debe continuar y pensamos que Claudia Sheinbaum Pardo es la indicada para la tarea. Esta causa no es asunto de un sexenio, la continuidad es primordial. Queda mucho por hacer y el camino no será fácil. Unos objetivos quedan claramente planteados y otros surgirán para llevar a México del neoliberalismo a una sociedad de crecimiento con bienestar: 1) en la lucha contra la "mafia del poder"; la "sociedad civil" como suma de individuos es sustituida por el "pueblo" como comunidad; 2) la reedificación del Estado democrático como actor independiente y activo en la economía y el bienestar social; 3) la reducción del predominio abrumador de la oligarquía; 4) la lucha contra la corrupción en todos los niveles y el saneamiento del sistema fiscal; 5) los primeros pasos en una redistribución paulatina del ingreso a favor del trabajo.