Es el momento de acudir a descubrir algunos de los yacimientos arqueológicos más hermosos de la Grecia antigua: si otros de igual mérito han sido excluidos se debe en más de un caso a su no adecuada presentabilidad, antes que por falta de espacio suficiente. Ofendidos en su dignidad de testimonios del arte y de la historia por la dejadez humana y las heridas del tiempo, yacen reducidos a míseras ruinas en la desolada espera de una restauración. En esta introducción, sin embargo, deseamos invitar a los lectores a no olvidar su importancia, a buscar la fascinación herida atravesando los paisajes soberbios y melancólicos de este mundo antiguo.
En Ática, el corazón arcaico de Grecia, aparte los esplendores de Atenas se pueden descubrir el arcano santuario de los Misterios en Eleusis, explorar los macizos del Himeto, del Pentélico, del Parnon, del Citerón, fuentes del mármol de las grandes obras maestras, pastos de abejas de fama incluso literaria, senderos y alcobas de deidades y de musas, o asistir a la puesta del sol en el encanto de los restos del templo de Poseidón en cabo Sunion.
