En El Extranjero no hay nada surrealista: todo es mundano en el universo de Meursault, aunque el apenas tiene un control sobre ello. Dislocado tanto de los otros como de su propia vida, el personaje de Meursault es una prueba de la falta del sentido de la vida, más allá del sentido que uno quiera darle. Comprobar y resignarse a esta esencial carencia de sentido es lo que constituye, para Camus, el absurdo.
En esta obra los eventos que narra Camus a pesar de tratar sobre un crimen y el subsiguiente juicio, parecen no tener ningún peso en el mismo, como si meramente pasaran flotando por las páginas. Esto, como se ve, resulta completamente esencial tanto como lo pretende el relato, como para su discutida relaciòn con la filosofía del existencialismo y, curiosamente, pera su legibilidad. La escrupulosa simplicidad de Camus fundamenta la historia ala vez en la cotidianidad y en la fábula. Y deja al lector la tarea de resolver su ambigüedad.