Las diversas facetas del trabajo intelectual de Gabriel Zaid lo han convertido en una figura de difícil clasificación en el ámbito de las letras mexicanas. En su obra escrita coinciden el enfoque crítico del observador sensato, que apela al sentido común y es capaz de diseñar fórmulas funcionales para el desarrollo de un negocio editorial, y la visión amplia del humanista que defiende valores estéticos sin por ello renunciar a la precisión y la objetividad del análisis fundamentado que debe regir todo quehacer literario. Tales rasgos sobresalen en su producción poética propia y en sus aleccionadores puntos de vista sobre autores y obras específicos, pero también sobre la poesía en general. Observador visionario de la realidad mexicana, prosista que destaca por la asertividad e ironía desplegadas en numerosos artículos y volúmenes en forma, Zaid puso en evidencia el agotamiento político y económico del sistema normado por el Partido Revolucionario Institucional.
