A partir de la revolución de 1979, Nicaragua basó su estrategia económica en la clara comprensión de que la riqueza de la nación dependía del destino del sector agropecuario. Y por primera vez en la historia, el gobierno hizo de la política alimentaria y de las empresas estatales agropecuarias y agroindustriales la piedra fundamental del desarrollo. nSeis años después, la mayoría de esas empresas habían acumulado tal cantidad de resultados económicos negativos que la base misma de la política alimentaria -que precisamente debían sostener- se veía en peligro. nPara 1985 el costo acumulado de esa deficiente actuación había afectado a toda la economía y amenazaba, junto a la guerra contrarrevolucionaria, la supervivencia del régimen revolucionario. u00bfPor qué los resultados inesperados y decepcionantes en el rendimiento de las empresas de propiedad estatal? u00bfPor qué la incapacidad del gobierno para corregir la situación? La respuesta del autor es que esos resultados se explican en buena medida porque el gobierno no vinculó de manera efectiva la dimensión macro de la política económica alimentaria con el nivel micro de su aplicación, como tampoco desarrolló mecanismos administrativos capaces de obligar a las empresas estatales a responder adecuadamente como instrumentos de política. nBrizio Biondi-Morra es doctor en administración de empresas por la Universidad de Harvard y doctor en economía por la Universidad Bocconi. nEntre 1984 y 1988 fue profesor del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE) y director del programa de gestión pública. Durante varios años ha vivido y trabajado en África y América nLatina. Actualmente reside en Estados Unidos donde se desempeña como decano asociado del Instituto de Educación Gerencial de Arthur D. Little, Inc., en Cambridge, Massachusetts.
