Se trata de una lección en la que fija y delimita el método fenomenológico para ajustarlo a lo que él llama vida fáctica, y analiza la experiencia originaria de san Pablo. A diferencia de la exegética del momento, Heidegger considera las cartas paulinas no como escritos doctrinales, sino como documentos de la propia experiencia vital de san Pablo en cuanto creyente.