El ajedrez posee innumerables cualidades que lo hacen recomendable para la juventud estudiosa, maestros y, en general, para toda persona. Se sabe que en él existen 60 mil posiciones y que, hasta ahora, no existe quien domine este juego-ciencia. Desde los primeros movimientos fomenta la creatividad y el entusiasmo de cada participante; la mente comienza a imaginar fantásticos caminos. Por supuesto, surgen dificultades, confusión, errores, indecisiones, desesperación, pero siempre habrá motivación y se fomentará la confianza en uno mismo, lo cual facilita enfrentarse con entereza a situaciones de la vida. Si se trata de un estudiante, éste aprenderá a realizar con más ánimo sus actividades académicas; si es un profesor, encontrará nuevas formas para transmitir sus conocimientos y de analizar con más detalle su sistema de enseñanza- aprendizaje, lo cual se reflejará en un mejor desempeño de su labor didáctica. El ajedrez nos puede revelar modelos brillantes en el pensamiento, las cualidades del carácter, positivas o negativas, tales como el valor de nuestras convicciones, nuestra habilidad para tomar decisiones, la temeridad y la voluntad de salir adelante.