Léeme cuando no tengas nada qué hacer, cuando te llegue la resaca del fastidio.
Léeme sin prisa, sin menoscabo. Soy fácil de entender y si no me comprendes, no te preocupes, ya será otro día.
Soy disparatado, recatado a veces, y muy desvergonzado. Me encantan los extremos y no la virtud santurrona.
Diviértete como yo, cuando escribí estas bagatelas.